logo

icono-facebook

Santa Cena SÍ

La conmemoración de la muerte de nuestro Señor y...

Leer Más...

 

8 abril

 

 

 

Las preguntas de un hombre que nació un 8 de abril.

En un día como hoy, del año 563 A. d C. Nació Siddhartha Gautama, Buda, fundador del budismo. Siddharta era hijo de Suddhodana, rey de Sakya, y de la reina Maya, que procedía de una poderosa familia del reino.

       La vida de Siddharta transcurría la mayor parte del tiempo en el palacio real, bajo la protección paterna.

Según la tradición, durante sus salidas furtivas a la ciudad, en que era acompañado por un cochero, se produjeron los llamados «cuatro encuentros». En cierta ocasión que salía por la puerta oriental del palacio, se encontró con un anciano; en otra ocasión que salió por la puerta meridional, vio a un enfermo; cuando lo hizo por la puerta occidental, vio un cadáver, y otro día, al cruzar la puerta septentrional, se encontró con un religioso mendicante.

La vejez, la enfermedad y la muerte indicaban el sufrimiento inherente a la vida humana; Buda tuvo la necesidad de hallarle un sentido. Ello le llevaría a dejar atrás los muros del palacio en el que se había desarrollado la mayor parte de su vida.


La iluminación. Esto es lo que dice el budismo: la iluminación habría ocurrido en la ciudad de Gaya, cerca de Sena. Siddharta pasaba largas horas de meditación a la sombra de una higuera sagrada que más tarde sería bautizada con el nombre de Bodhi o «Árbol de la Iluminación». Se dice que al caer la noche entró en trance, y la luz acudió en su auxilio, permitiéndole ver con radiante claridad toda la intrincada cadena de las causas y los efectos que regulan la vida, y el camino para alcanzar la salvación y la gloria. En la llamada primera vigilia de la noche le fue otorgado el conocimiento de sus existencias anteriores. En la segunda fue provisto del tercer ojo o visión divina. Al despuntar el alba penetró en el saber omnisciente y el entero sistema de los diez mil mundos quedó iluminado. Despertó embriagado de saber.


Según esto, Siddharta habría comprendido que los sufrimientos humanos están íntimamente ligados a la naturaleza de la existencia, al hecho de nacer, y que para escapar a la rueda de las reencarnaciones era necesario superar la ignorancia y prescindir de pasiones y deseos. La caridad era una forma de desear la salvación de todos los hombres y la de uno mismo.


Cuando consideró que sus discípulos estaban convenientemente preparados, los mandó a predicar la nueva verdad por toda la India. Debían ir solos. Buda continuó predicando durante cuarenta y cinco años.
A la edad de ochenta y un años, se encontraba muy débil, pero siguió predicando su doctrina hasta los últimos momentos. Al morir su cuerpo fue incinerado a los siete días de haber fallecido y sus cenizas repartidas entre sus seguidores.


Bueno, bueno, bueno, hasta aquí con Buda, simplemente quisimos recordar a alguien que COMENZÓ CON LAS PREGUNTAS que todos nos hacemos sobre la vida, el sufrimiento, la muerte y el mas allá y que fundó así una religión equivocada, con conceptos e ideas equivocadas, que buscó la verdad en su interior y llegó a conclusiones erróneas. Esto, nos debe de llevar a meditar, que LA VERDAD NO ESTÁ EN EL HOMBRE, pues su corazón es engañoso, (Jeremías 17:9) y que no hay necesidad de ir delante de los hombres preguntando por el buen camino, porque el buen camino ya fue revelado y ese grandioso camino ésta con nosotros y en nosotros y su nombre es JESUCRISTO.


Sin embargo queremos resaltar, el deseo que tuvo Buda, por inquirir, preguntar, investigar acerca de las cosas de la vida, esa es la actitud que se necesita hoy, dentro de un cristianismo pasivo e indiferente, que cada día se ADAPTA más AL MUNDO que lo rodea, sin siquiera PREGUNTARSE si es correcto o no. Buda lamentablemente concluyó que la reencarnación era necesaria, nosotros sabemos que eso es una falacia, y aún así, él pudo con claridad enseñar a otros sus creencias, ¿podemos hacer eso nosotros? ¿Podemos sin titubeos responder a cualquiera que nos inquiera sobre nuestra fe? (1ª Pedro 3:15)  

Buda ofrendó su vida por una causa equivocada, pero preguntémonos, ¿HASTA DÓNDE ESTAMOS DISPUESTOS nosotros a consumir nuestras horas, fuerzas y recursos, PARA QUE OTROS CONOZCAN al verdadero Salvador de la humanidad? 

Las respuestas a cada una de estas interrogantes, cada uno de nosotros las debe de expresar y tener un momento de intimidad con nuestro Salvador procurando su ayuda para que seamos verdaderos discípulos del Señor Jesús.

 

P.A.F.

Lectura Diaria de la Biblia UNO+MAS