logo

icono-facebook

Santa Cena SÍ

La conmemoración de la muerte de nuestro Señor y...

Leer Más...

 

images

 



Un 6 de abril pero hace 2 siglos, 2 años y 49 días (1814) el imperio de Napoleón Bonaparte, uno de los mas grandes conquistadores de la historia, llegó a su fin, al ser forzado a renunciar a la corona de Francia y vivir derrotado en el exilio. Sólo habían pasado diez años desde que en 1804, él mismo, en una fastuosa ceremonia se coronó como emperador de la nación 

 

francesa. Es decir, literalmente tomó la corona en sus manos y la colocó él mismo sobre su cabeza. Gran estratega militar, gran conquistador, “dueño del mundo”, emperador… Sólo 10 años, hasta aquel 6 de abril. Al siguiente año (1815) intentó recuperar la corona, pero sólo obtuvo un reino efímero conocido como los “cien días” debido a su duración y después de ello, su caída fue definitiva.

El que un 6 de abril el imperio de uno de los grandes conquistadores halla llegado a su fin, nos recuerda que ya sean 10 años ó 100 días, los reinos y reyes, emperadores y conquistadores llegan, pasan, y se van; nos llevan a contrastarlo con la figura gloriosa y humilde de aquel que dijo “mi reino no es de este mundo”.

Y es porque precisamente, los reinos de este mundo se acaban, pero su reino “es reino de todos los siglos” y su señorío en toda generación y generación

Salmos 145:13

Un día, aquel que entró a Jerusalém humilde sobre un pollino se manifestará como “Rey de reyes y Señor de señores”: Jesucristo es El REY ETERNO.

Fue precisamente Napoleón quién llego a decir “estoy rodeado de sacerdotes que repiten incesantemente que su reino no es de este mundo y sin embargo echan mano de cualquier cosa que puedan obtener”. Pero de Cristo dijo a un compañero de exilio “conozco a los hombres, y le diré que Jesucristo no es sólo un hombre... Todo en Él me asombra. Su Espíritu me atemoriza, y Su voluntad me confunde. Entre Él y todo lo demás en el mundo no hay un término posible de comparación”. Y es que como este hombre,

EL MUNDO OBSERVA CON TRISTEZA LA GRAN DIFERENCIA ENTRE CRISTO Y AQUELLOS QUE DICEN SERVIRLE O AMARLE.

¿Qué ve el mundo en nosotros? ¿Qué verá este día?
¿Verán una congruencia ó una diferencia entre nosotros y aquel al que decimos amar y esperar?
¿Pueden los que nos rodean ver que verdaderamente creemos que nuestra vivienda no está en este mundo?

Y si invocáis por Padre á aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conversad en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación.

1 Pedro 1:17

Lectura Diaria de la Biblia UNO+MAS