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La conmemoración de la muerte de nuestro Señor y...

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El uso de red

Es increíble la manera en que en este siglo XXI se hace alarde de la tecnología olvidando o ignorando en su totalidad su verdadero propósito. ¿Qué es tecnología? “Es el conjunto de conocimientos técnicos, ordenados científicamente, que permiten diseñar y crear bienes y servicios que faciliten la adaptación al medio ambiente y satisfacer las necesidades esenciales de las personas”.

La tecnología ha influido en el progreso económico y social, como también en algunas áreas, al deterioro del planeta y el derrumbe de valores familiares e incluso morales y espirituales en la familia.

El pueblo Cristiano no ha podido escapar de involucrarse de una manera directa o indirecta en el uso de esa tecnología. Podemos incluso decir que tiene áreas positivas como también negativas. Lamentablemente, está comprobado que a nivel mundial el impacto ha sido mas negativo que positivo. Y precisamente es donde nuestros jóvenes son los más vulnerables.

Pero es más triste aún nuestra pasividad ante este problema, ya que a algunos les parece algo inofensivo, normal, de moda y hasta necesario. Pero la realidad es que el Internet está esclavizando, enajenando y envileciendo el actuar de los jóvenes; incluso nuestros hijos viven en este riesgo. (Eche un vistazo a las famosas redes sociales y se quedará sorprendido.)

Amados jóvenes, creo que en referencia a este tema, las palabras del Apóstol Pablo cobran un peso tremendo. “Sed templados, y velad; porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien devore” (1ª de Pedro 5:8). Las presas más fáciles de los leones, son aquellos animalitos que se confían, pues son presa fácil en ese estado. Por eso la exhortación de nuestro Señor Jesucristo es para que seamos “Templados y velemos”, debemos mantener los ojos bien abiertos, atentos de lo que está pasando a nuestro alrededor, pues el enemigo buscará infiltrarse antes de que tengamos oportunidad de reaccionar.

Uno de los lugares favoritos donde el enemigo ha encontrado muchas presas fáciles, es precisamente entre los “inocentes usuarios del internet” (usted puede consultar las estadísticas realmente alarmantes de lo nocivo que está resultando el internet para los jóvenes)

Es por eso es que como Cristianos necesitamos movilizarnos para ofrecer resistencia en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo a esta basura que denigra todo lo bueno y noble del ser humano.

Desechemos de una vez por todas “la ingenuidad”. Ya que uno de los conceptos más arraigados en la mente de las personas es que este problema no les afectará. “Eso, a mí no me pasará”. Quiero darte una noticia tremenda, joven, absolutamente cualquier usuario de internet está expuesto a este peligro. Por eso haremos muy bien en prestar absoluta atención a la advertencia y consejo a tiempo que nos hace nuestro amado Señor Jesucristo. Veamos dos pasajes: “Así que, el que piensa estar firme, MIRE, no caiga” “Todas las cosas me son lícitas, más no todas convienen: todas las cosas me son lícitas, mas yo no me meteré debajo de potestad de nada” (1ª Corintios 10:12 y 6:12) ¿Así o Más claro?

 

Amado joven: te invito a que por un momento reflexiones conmigo por favor, y que seamos conscientes del proceso del pecado en el que se puede incurrir por el mal uso del Internet. En Santiago 1:12-15. El Apóstol Santiago describe el proceso por el cual nace el pecado en nuestras vidas, y para ello usa la analogía de un embarazo con lo cual entendemos que ningún pecado es fruto de un acto fortuito. Los Fariseos entendían erradamente la lucha contra el pecado; pensaban que consistía en resistirse a la manifestación visible del mismo. Nuestro Señor Jesucristo por el contrario señaló que la batalla comienza con un pensamiento, el cual muchas veces, parece ser inofensivo. “Chatear con nuevos amigos” puede proveer compañía (se piensa). “mirar de vez en cuando”, ¿qué tiene de malo? “Mostrarme en el Facebook de una manera deshonesta” Mmm(ésta misma expresión, por cierto, la utilizan los jóvenes), todos lo hacen, etcétera.

No obstante, son “esas pequeñeces” las que engendran la semilla que poco a poco socavará la Pureza y la Vida Espiritual de la persona, recuerda jovencito que: “nadie puede jugar con fuego, y no quemarse”. Por eso es que aunque sea en breve, quiero aconsejarte sobre la red social que han dado a llamar “La madre de todas las deshonras”  ¡Sí! Me refiero a “Facebook” ¿Qué publicas? ¿A quiénes? ¿Cómo te exhibes? ¿Qué escribes? Etc. Considera por favor lo que dice la Bendita Palabra de Dios en Proverbios 25:9-10. “Trata tu causa con tu compañero Y NO DESCUBRAS el secreto a otro. No sea que te DESHONRE el que lo oyere y tu infamia NO PUEDA REPARARSE”. Joven, tú eres sabio, discierne por favor, y pronto vas a entender que la comunicación “Real y activa” es severamente dañada por el Facebook.

La gran mayoría presume tener hasta 300 “amigos” de los cuales 3 o ninguno, significan relaciones significativas de Amistad real, y entonces hacen de su mundo algo irreal y falaz.

Otra pregunta importante: ¿Cuántas horas pasas navegando? ¿Recuerdas que la Biblia dice que debemos Aprovechar Bien el Tiempo (Efesios 5:16)? Joven, laComunicación Real, fue y seguirá siendo la forma más efectiva de conocernos, comprendernos y dar solución a los problemas cotidianos. De hecho, nuestro Señor Jesucristo siempre buscó esta forma de comunicación. Lee por favor Hechos 2:42, Lucas 10:38-41. Entre otros muchos ejemplos.

Por último, recuerda que el tiempo perdido es irreparable. La computadora y el celular no deberían usarse, excepto para lo necesario. De lo contrario, recuerda que siempre será una seductora trampa de parte de nuestro adversario. Si no lo crees, hagamos una pequeñísima encuesta:

Donde pasas más tiempo; ¿en la Oración? ¿En la lectura de la Biblia? ¿Con tu Familia? ¿En la Computadora? Recuerda que los días son malos… (Efesios 5:16)

Por eso es que sostenemos y enseñamos que la Tecnología es creada para ser usada por el hombre; no para que seamos dominados por ella. ¿Estás atrapado de alguna manera con el uso que das a tu computadora? ¿Eres ya co-dependiente? ¿Estás atrapado en alguna cosa insana en el uso de la computadora?… Ha llegado el tiempo de que le pidas a nuestro Señor Jesucristo con todo tu corazón que te haga LIBRE, dile que no quieres ser presa fácil del león rugiente, que no quieres perder tu comunión Espiritual. Él te ayudará. Tú solo recuerda la preciosa Promesa que tenemos cuando luchamos frontalmente con nuestro enemigo: “Todo lo puedo en Cristo que me Fortalece” (Filipenses 4:13) ¡ADELANTE!

Por eso agradezco infinitamente a mi Señor Jesucristo la continuidad de “La pagina oficial de Internet de la Iglesia del Dios Vivo, Columna y Apoyo de la Verdad El Buen Pastor”. Jóvenes, en ella encontrarán gran cantidad de material Espiritual que edificará sus vidas, compártanla con sus contactos, usen correctamente el Internet y “no se metan debajo de la potestad de nada” (1ª Corintios 6:12)

Me gustaría seguir compartiendo contigo, pero creo que habrá otras oportunidades de hacerlo, por hoy, deseo que mi Señor Jesucristo te Bendiga y te Guarde, que te dé mucha Sabiduría y aproveches correctamente tu tiempo.

Gracia y Paz de Dios.

Colaboración:

Pastor Miguel Quiles González

 

 

Un periodista de cierto renombre entrevistaba en la radio a un actor de fama internacional, —me tocó escuchar la entrevista mientras viajaba de regreso a casa, después de un largo viaje— de momento el entrevistador preparando su siguiente pregunta, dijo: “Es increíble, pero tú y yo somos de otra época, mis hijos no conocen una máquina de escribir, ni siquiera un tocadiscos”.

No pude seguir prestando atención a la entrevista en cuestión, pues me quedé meditando en lo expresado: “somos de otra época”. Antes de atreverme a escribir sobre el internet, redes sociales etc., quiero dejar en claro que el que esto escribe “es de otra época”, pues sé lo que es escribir en una máquina mecánica, escuchar música en un tocadiscos, quedar aislado al momento de salir de casa, etcétera, porque en mi temprana juventud no existían los celulares y un sinfín de cosas más, artefactos que la gran mayoría de los jóvenes actualmente no conocen.Teestallamando 2

Los de “otra época”, hemos visto cómo la tecnología nos ha rebasado a pasos agigantados y aunque no lo crean, tratamos de medianamente seguirle el paso, con muchos esfuerzos, buscando valernos de ella para apoyo de nuestro ministerio y a la vez para entender por qué los jóvenes de hoy hacen lo que hacen y piensan como piensan. Entonces, me doy cuenta de la gran diferencia de épocas que nos tocó vivir, y que debo ser cuidadoso al hacer un comentario al respecto.

Y para poder dar una opinión sobre la juventud y el uso de la red, el primer texto que viene a mi mente es el que escribió el apóstol Pablo a la Iglesia en Corinto: Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen: todas las cosas me son lícitas, mas yo no me meteré debajo de potestad de nada. Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; empero y á él y á ellas deshará Dios. Mas el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el Señor para el cuerpo” (1 Corintios 6:12-13).

En estos versículos, el principal tema que se trata es el de la fornicación. La palabra fornicación incluye un completo rango de conducta sexual que cae en la inmoralidad. Algunos en Corinto trataban de excusar su participación en la inmoralidad sexual con este dicho: “Todas las cosas me son lícitas”. Estaban citando este dicho para justificar su participación promiscua sexual. Pensaban que la fornicación era una de “esas cosas licitas”, entonces la fornicación era lícita ó aprobada. Este argumento probablemente surgió de la perversión de la enseñanza de Pablo acerca de nuestras libertades en Cristo. Los corintios habían malentendido su libertad en Cristo, (Gálatas 5:13). Pero la verdadera libertad se encuentra en hacer el bien.

Pablo no nos está enseñando que es lícito cometer pecado. “Todas las cosas me son lícitas” significa: “Soy libre de hacer cualquier cosa aprobada por Dios, pero aunque esta cosa sea lícita puede ser que no sea conveniente que la haga”.

Imagen-phonNo debemos participar en algo aunque sea lícito, a menos que también sea primeramente conveniente y provechoso; y segundo, que no nos domine o esclavice. Si una cosa no es provechosa, no debemos hacerla y si nos domina o esclaviza, tampoco debemos practicarla. Pablo estaba diciendo, aun si fuera lícito, legal o permitido cometer fornicación, era una práctica destructiva, no provechosa y que también esclavizaría. Entonces, el dicho “Todas las cosas son lícitas” fue mal aplicado, usándose para practicar la inmoralidad sexual.

La otra frase del texto: “yo no me meteré debajo de potestad de nada”. Los drogadictos, alcohólicos, los que fuman cigarrillos, los que miran pornografía o duermen con prostitutas están esclavizados a estos pecados, se han metido bajo la autoridad de algo, que aunque pudiera ser licito, no conviene, pues los esclaviza, porque estas cosas les dominan. Son esclavos del pecado.

Entonces, la moral paulina no consiste en saber lo que está permitido o no, sino en saber lo que favorece nuestro crecimiento en Cristo y lo que no lo favorece (Romanos 6,15). San Pablo no rechaza del todo la frase “Todo me es lícito”, pero añade: “No me dejaré dominar por nada”. Frente a los que alegan la libertad de Cristo para justificar que ya no tienen que ajustarse a ninguna obligación, Pablo objeta diciendo que la peor de las esclavitudes es la esclavitud a los instintos y pasiones, y que la verdadera libertad consiste en no dejarse dominar por nada.

Con esto en mente, al hablar del Internet y todo lo que involucra, meditemos, ¿Es lícito? La respuesta es ¡Sí! Claro que es lícito, nadie que tenga internet será perseguido, encarcelado, o privado de su libertad. Si tenemos para pagar por tenerlo, inmediatamente nos será proporcionado; desde un niño hasta un adulto, en todo café internet son atendidos y una máquina les será puesta a su disposición.

Entonces aquí la clave es: ¿Conviene? De entrada, todos podemos responder que sí, que es una herramienta que conviene, que es tecnología que nos ayuda y apoya en nuestras labores, que desde el estudiante hasta el profesionista son auxiliados por este maravilloso invento y que incluso los pastores nos beneficiamos de él. Entonces, el internet no es algo que debamos satanizar, pero del cual si nos debemos cuidar.

Pero para responder la interrogante de que si conviene, debemos darle una respuesta no general, sino personalizada, cada uno, en lo intimo de su corazón, debe ser honesto y contestar si realmente le conviene, y esto es por el uso que cada uno le esté dando.

Tuve la bendición de participar en una plática, donde un siervo de Dios comentaba que élImagen-phon 1 tuvo un negocio de internet, donde se pudo dar cuenta que la mayoría de usuarios, desde niños hasta adultos, llegaban solicitando una computadora con la intención de realizar alguna tarea, pero que ésta les tomaba solo un poco de tiempo, y después se dedicaban a visitar paginas que en su mayoría eran de un alto contenido sexual, el siervo de Dios que testimonió esto, terminó su platica diciendo: “Nos espantamos por la televisión, cuando por internet se tiene acceso a cosas peores”.

Entonces la respuesta a “¿Me conviene?”, debe darse en el plano personal, y de acuerdo con el uso que cada quien esté haciendo del internet, pues si lo hace en el punto de: “me ayuda en mis tareas, en mi trabajo, en mi crecimiento cultural y espiritual”, pues adelante, claro que conviene. Pero si la situación de alguien que lea este texto es: “la verdad es que me he esclavizado a prácticas a través del internet, que me daría vergüenza que mis padres o mi pastor se dieran cuenta”, entonces tú eres esclavo de tus malos hábitos, tú eres un esclavo del maligno, tú eres uno de los candidatos a decir: “no me conviene”, y tienes que buscar a Dios y a tus hermanos en Cristo para que salgas de esa trampa de muerte.

Y qué tal la parte de nuestro texto a considerar: “todas las cosas me son lícitas, mas yo no me meteré debajo de potestad de nada”. ¿Puede algo que la sociedad declara lícito o que la iglesia comprende como lícito, meter a alguno bajo una autoridad que no sea la de Dios? Una vez más la respuesta es ¡Sí! El internet, por su contenido variado, nos puede meter en caminos de muerte, de ninguno de nosotros es desconocido que, independientemente de toda la información buena que posee, también incluye páginas que violan las normas santas de Dios, muchas de ellas con un penetrante contenido sexual e inmoral, en las cuales definitivamente no conviene transitar.

Cuando estemos a solas, solamente nuestra computadora y nosotros, debemos pensar: “El Espíritu Santo, a través del apóstol Pablo, no me enseña que sea lícito cometer pecado, él me dice: “Todas las cosas te son lícitas, eres libre de hacer cualquier cosa que no sea reprobada, pero aunque esta cosa sea lícita puede ser que no te sea conveniente, pues te está orillando a meterte bajo una autoridad, que no es la de Dios”.

Debemos participar a través del internet, en algo lícito, pero que también sea conveniente y provechoso; y segundo, que no nos domine o esclavice. Si una cosa a través del internet no es provechosa, no debemos hacerla y si nos domina o esclaviza, tampoco debemos practicarla.

Debemos ser realistas: hay muchas cosas en nuestra vida que nos cuesta controlar y si una de ellas es el internet, debemos meditar responsablemente, si será correcto que lo sigamos usando, responsables somos de usar sabiamente todo tipo de tecnología y más cuando se vea involucrado nuestro ser por entero, podemos darnos la libertad de visitar todo sitio en internet que se nos antoje, pero no conviene, porque eso traerá esclavitud espiritual a nuestra vida, esclavitud que nos llevará a la muerte, pues la paga del pecado es la muerte .

Hermano, tú que lees esta sencilla reflexión recuerda: “la verdadera libertad consiste en no dejarse dominar por nada, aunque sea ilícito”.

Colaboración del siervo de Dios:

Pablo Aguilar Figueroa.

 

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Claire Lin, una joven taiwanesa, cumplía años el 18 de marzo. Ese día, tal vez desde temprano, la joven había encontrado muchas felicitaciones en el muro de su cuenta facebook; por desgracia, no veía por ningún lado la felicitación que más esperaba: la de su novio. La relación no andaba bien, aunque Lin tenía la esperanza de que en el día de su cumpleaños su pareja se acordaría de ella y todo terminaría con un final de reconciliación feliz. Sin embargo, la felicitación anhelada, o al menos una llamada o un mensaje, nunca llegó. El corazón adolorido de Claire se fue rompiendo con cada minuto y horas de aquel silencio. Llegó un momento en que la joven tomó una determinación escalofriante: se quitaría la vida, y no la haría en secreto, dejaría que sus amigos, o “contactos” como ahora se llaman, pudieran seguir el proceso lento y angustiante de su muerte. Se encerró en la intimidad de su recámara –se aisló como lo hacen muchos de nuestros jóvenes-, prendió un anafre de carbón, dejó que la habitación se llenara de humo y empezó a describir su aventura fatal a nueve de sus contactos por medio del “chat” de Facebook. Y aunque los amigos “cibertrónicos” de Lin le pedían que renunciara a ese descabellado plan, ninguno alertó a la policía. No podían hacerlo, pues desconocían la verdadera dirección de la joven. Lin entonces comenzó a subir fotos desde su móvil: el cuarto se hallaba nublado por el humo. Uno de los amigos le suplicó: “ten calma, abre la ventana, apaga el carbón, te lo ruego”. Pero la joven, de 31 años, le respondió: “El humo me sofoca, me hace llorar. Ya deja de escribir”. Las últimas palabras que alcanzó Lin a escribir fueron: “Es muy tarde. Mi cuarto está lleno de humo. Acabo de subir otra foto. Aunque me estoy muriendo todavía quiero FB (facebook). Debe ser veneno de FB. Jajajajaja”.

Los propietarios de este sitio de internet han determinado mantener vigilancia sobre aquellos contenidos que resulten sospechosos o con alto riesgo de advertencia de un posible suicidio. La explicación de los expertos, como Chai Ben-rei, un sociólogo de la Universidad de Feng Chia en Taiwán, concluye que “el caso de Claire es un reflejo del aislamiento social en la era de la internet”.

Este acontecimiento es digno de la mayor conmiseración, más aun, si tomamos en cuenta que el alma de esta joven no va encontrar en el más allá el alivio que andaba buscando. A pesar del dolor que nos causa esta desgracia, estaríamos tranquilos si pudiéramos decir: “mis hijos o yo mism@ nunca vamos a enfrentar esos problemas”. ¿Estamos seguros, padres? ¿Estamos seguros, hijos? Padres, ¿estamos enterados que cientos, quizá miles, de jóvenes de nuestra Iglesia poseen una cuenta en Facebook y en otras redes sociales? ¿Sabemos lo que “publican en su muro” nuestros hijos? ¿Quiénes son sus “amigos” y qué clase de información intercambian? Lo más apremiante: ¿Conocemos los comentarios que realizan con respecto a sus deseos, afectos y necesidades?

Hijos, ¿dejarían que sus padres revisaran lo que ustedes publican, la clase de información que intercambian, y supieran quiénes son sus amigos o el nombre de su pareja? La mayoría de los jóvenes pudiera argumentar: “No, porque mi privacidad es sagrada”. El problema es que tenemos un problema.

Hace poco, una bella jovencita cristiana –de 13 años apenas-, escribió en su “muro”: “Hoy más que nunca necesito un abrazo”. Los comentarios no se hicieron esperar. En su propio lenguaje (anti-ortográfico e incomprensible por momentos para los ajenos), muchos otros jovencitos (y otros ya no tanto, a juzgar por sus fotografías del perfil, aunque uno ya no sabe si realmente corresponden a la persona en cuestión) enviaban toda clase de aliento y “abrazos virtuales” a la muchachita triste. Ese aislamiento social y falta de comunicación efectiva intrafamiliar, como opinan los que saben de esto, ¿no se estará extendiendo como un cáncer hacia la juventud cristiana? ¿Por qué la juventud siente más confianza con otros que con sus propios padres o pastor? No es nuevo saber que los jóvenes se sienten más a gusto entre ellos, así ha sido desde que la sociedad entró en la era moderna. No obstante, la neutralidad emocional que trasluce la pantalla; la anónima presencia que puede “espiar” lo que nos duele y gusta; la excitante posibilidad de poder atisbar en la vida ajena o en el perfil de la persona que más nos gusta o que más odiamos; la comodidad de “hablar” con el amigo o el novi@ sin tener el obstáculo de la distancia física; eso y mucho más, vuelve irresistibles y enajenantes a las redes sociales. No falta el joven cristiano indolente que toma el teléfono móvil en la mañana para preguntarle a sus “seguidores”: “Se me hace tarde y no sé qué corbata ponerme. Opinen, opinen”. Y no falta tampoco el montón de secuaces (mujeres y hombres) que responden con toda clase de inverosímiles sugerencias. Y tampoco faltan, para seguir esta romería, los que se dicen o se “etiquetan” como cristianos, y aceptan al mismo tiempo enviar o recibir canciones del mundo; o en casos extremos, dejándose retratar delante de una mesa llena de botellas de licor o cerveza o bebiendo alguna de ellas (o comentando: “ya invita, ¿no?”); o el joven y la joven que escribe: “Fulan@ tiene una relación con fulan@”. Y el fulan@ resulta que no es cristiano o cristiana.

¿Qué clase de mensaje estará tratando de proyectar nuestra juventud? Puede ser que sea éste: Estoy orgulloso(a) de ser cristiano(a), y para que no queden dudas lo declaro abiertamente: ¡soy cristiano! Pero no soy un extremista, un exagerado legalista. Creo que Cristo me ama y yo amo a Cristo, pues ha sido grande en misericordia conmigo (o sea, como Cristo está de acuerdo conmigo yo estoy de acuerdo con él); ¡te amo, Jesucristo!”. En el plano afectivo las cosas no andan mejor: los ciegos tratando de guiar a otros ciegos. Alientan y al mismo tiempo perpetuán este mensaje: “Los mayores no nos entienden, no confíes en ellos”.

Tal vez nunca tengamos que lamentar el suicidio de alguno de nuestros jóvenes trasmitido vía internet. Pero si como padres no comenzamos a prestar mayor atención a las decepciones, gustos, amores, necesidades económicas y emocionales, disgustos o grado de espiritualidad de nuestros hijos, o nos mostramos demasiado indulgentes con ellos, el “suicidio virtual” de nuestra juventud consistirá en un abismo cada vez más hondo entre su entendimiento y el nuestro, que se traducirá –o se traduce ya- en un aislamiento que cada día ocupará mayor tiempo, y en una necesidad tan prioritaria para el joven como el aire mismo que respira. A estas alturas, todavía hay jóvenes que se atreven a preguntar: “¿eres adicto al face?”. “¡No! Yo sólo entro una vez al día”. Palabras más, palabras menos, lo que dice el alcohólico: “yo nomás tomo los fines de semana”.

¿Qué nos está pasando, juventud del Señor Jesucristo? ¿No será que hemos dejado entrar, así, sin oponer ninguna defensa, un virus mortal en nuestro organismo espiritual? ¿No estará nuestro cuarto lleno de humo, que hemos perdido la capacidad de pensar con claridad? ¡Debe ser veneno de facebook!

Preámbulo.

En esta primera ocasión hemos sido movidos en nuestro corazón a abordar un tema de gran actualidad y sobre todo de gran necesidad: El uso y abuso de la red. Reflexiones pastorales, así como algunas investigaciones se presentarán solo para dar comienzo a esta sección.

Nuestro enfoque no será la “tecnofobia”. Sino el uso sabio de una herramienta que para muchos se ha transformado, como leerás en un artículo posterior, “De herramienta a prótesis”.

El enfoque de estos artículos, investigaciones y reflexiones puede notarse bien en esta primera entrega, que consiste en: Un artículo elaborado por uno de los pastores de nuestra iglesia. Unido a este artículo,  un video realizado por un director juvenil para una actividad local sobre esta temática.

Lectura Diaria de la Biblia UNO+MAS